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sábado, 16 de julio de 2011

Cochinero vespertino

Ayer volví a repetir entrenamiento vespertino, en este caso, casi nocturno, al menos los últimos kilómetros los hice totalmente a oscuras. Más que por la temperatura, quiero acostumbrarme un poco a correr a esas horas porque las sensaciones son muy distintas. Normalmente las carreras son por la mañana, voy a correrlas después de desayunar y reposar unas tres horas, pero en cambio en Bilbao, habré desayunado, comido y seguramente merendado, llevaré todo el día despierto y activo, como suelo ir a dormirme pronto, mi cerebro ya irá cuesta abajo, pensando en lo cerca que debe estar la hora de irse a dormir...

Y ayer ya noté cómo pueden influir esas cosas. Ahora que estoy de jornada intensiva, de 8:00 a 15:00, se me han trastocado un poco los horarios de las comidas. Sigo levantándome a las 5:00 para ir a correr con dos galletas de chocolate y un café en el cuerpo. Cuando llego desayuno un bocata con un zumo de naranja, dos pastillas de Condrosan y un café. El tentempié de media mañana, mi tazón de leche con avena y un plátano a rodajas, ahora me lo como a las 12:00 en vez de a las 11:00. Y cuando llegan las 15:15 como con hambre, pues mi cuerpo estaba acostumbrado a hacerlo a las 13:30. A la hora de cenar, más o menos a las 20:15, ahora llego con menos hambre, y a veces me acabo la ensalada casi sin ganas y el yogur me lo tomo medio a regañadientes...

Y en pleno proceso de adaptación al nuevo horario de comidas, ayer me levanté algo más tarde, y tuve un día de trabajo especialmente estresante, de esos que no te dejan tiempo casi ni de ir al baño... Así que el punto 8 fue algo fugaz y poco abundante... Entre eso y el ligero malestar estomacal producto de los nuevos horarios de comida, llegó la hora de salir a correr, casi a las 21:00, sin haber cenado, después de comer a las 15:00 y volver corriendo al trabajo (sí, el horario de verano es así, ahora trabajo más horas que antes)... No me encontraba del todo fino, me sentia hinchado, con un poco de dolor de tripa. Pero tocaba rodar...

Todavía con mucha luz de sol, enfilé la ruta del río hacia la playa, con la idea de recorrer el litoral y darme media vuelta en el kilómetro 9, para completar los 18 previstos. Primer problema, ya me pasó el viernes pasado, no sé por qué, pero parece que al Forerunner le cuesta más encontrar satélites a esa hora. No había manera de que se pusiera en modo carrera, seguía buscando señales del espacio exterior, pero como ya era tarde empecé a correr... Más o menos 400 metros tardó en ponerse en marcha, ya cuando casi estaba en el río.

Empecé bien, con ganas de correr, pero antes de salir del río y girar hacia el litoral, empecé a sentirme muy incómodo... La amenza de punto 8, maldita sea. La tripa hinchada, me aflojé el cinturón con el Aquarius, me lo bajé casi hasta los glúteos, pero seguía incomodísimo. Tenía dos opciones, dar media vuelta y dejarlo para otro día, o seguir pero a un ritmo extremadamente cochinero. La opción 3, con tanta luz y tanta gente, quedó inmediatamente descartada.

Y esa es toda la historia del entrenamiento de ayer. Pese a que iba fresco y con muchas ganas, tuve que buscar una velocidad de crucero de 5:25 a 5:30, sin forzar lo más mínimo, corría algo encorvado, protegiendo mis intestinos, algo cabreado por las circunstancias. Y eso que el paisaje era espectacular, una luna llena roja enorme apareciendo sobre el mar, mucha gente en la calle, patinadores, corredores, ciclistas, chiringuitos en la playa que empezaban a convertirse en discotecas, pero yo iba concentrado en mantener un ritmo suave y no forzar la situación más de la cuenta para evitar problemas...

Di la vuelta en el kilómetro 9, pero claro, como el Forerunner se puso en marcha unos 400 metros lejos de casa, acabé haciendo 18,37 kilómetros, a un ritmo medio de 5:27, cochinero, cochinero, con las pulsaciones, eso sí, muy bajas para mí, 142bpm de media, pasándolo muy mal sobre todo al final, ya de noche cerrada, haciendo algunos kilómetros a 5:45, con las tripas deshechas y algo cansado y deshidratado, me faltó otro botellín de agua, no vuelvo a salir a correr 18 kilómetros sin al menos medio litro de líquido...



Los que decís que no sois capaces de rodar a 5:30... Probad una cosa... Tomad una cucharada de Evacuol antes de salir... Y luego me contáis... ;)

8 comentarios:

  1. Jajaja yo no soy capaz de dar ni una zancada...demasiado hicite con terminar el entreno, Isidro. Todo son experiencias, tomátelo así.

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  2. No hay fuentes en el paseo?

    Lo que noto si salgo tarde es que cuesta mucho dormirse, se activa más el cuerpo y coger el sueño es difícil

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  3. Pobre Isidro,...cuida la tripa amigo ! ! ! Al menos pudiste completar el entreno, y aunque no fuera al ritmo que querías 18 kilometracos son una buena rodada.

    Saludos amigo,
    FER

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  4. Ya me gustaría a mí meterme esos 18 kilómetros a ese ritmo y sin dolor de tripa.

    Un saludo.

    Javi.

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  5. Evacuol??? Uy que mal suena eso. Casi que no.
    Creo que probaré a entrenar la mente para ir más despacio. Pero gracias por el consejo.

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  6. El evacuol lo probé en la mili.. y desde entonces no se me a olvidado el nombre.. me daban escalofrios y todo.. de esto hace 31 años, imaginate como lo pase.

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  7. Nadie dijo que fuera fácil, ÁNIMOS!!!

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  8. lo del punto 8 como tu lo llamas es un mundo, menudos sustos se lleva uno.

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