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domingo, 23 de noviembre de 2014

Crónica de la Jean Bouin 2014, y mini análisis de Suunto Ambit3

Después de mi aventura bi-maratoniana, y tras reponer fuerzas convenientemente a base de comer como un gorrino, he comenzado la mini preparación, más bien diría una adaptación, para afrontar las 10K y medias maratones clásicas del otoño-invierno, mi época favorita para correr. Las dos maratones me dejaron, sobre todo la segunda, un poco tocado físicamente. Dos veces tuve que abortar un entrenamiento porque las molestias en las rodillas se hacían insoportables... Pero a base de ritmos suaves, sin dejar de hacer mis ejercicios de cuádriceps cada día y a medida que el cuerpo se iba regenerando, las molestias pasaron a la historia y pude poco a poco volver a coger un ritmo normal de entrenamientos.

Bueno, y dejar de comer, tampoco es que haya dejado de comer.......

 

Mi última entrada es de hace dos semanas, y en este tiempo ha habido varios cambios en mis cacharritos de correr... :) Mis cacharritos habituales eran, un iPhone 4S en el brazo con el RunKeeper, un Forerunner 310XT en la muñeca, y desde hace algo más de un año, el FitBit como monitor de actividad diaria y despertador silencioso. Y la revolución llegó hace poco...

Para empezar, cambio de iPhone, me salté el iPhone 5, pero finalmente cayó el iPhone 6 porque el 4S ya andaba muy justo para ciertas cosas. Ya había leído que viene con soporte nativo para monitorizar la actividad física, usando los sensores que vienen en el propio teléfono, y además permitiendo que cualquier aplicación proporcione datos extra (entrenamientos, comida, etc.). No le di mucha importancia al principio, pero cuando al fin me puse a cacharrear con él, vi que lo que hace es genial, muy del estilo de Apple, tú no te enteras ni tienes que hacer nada raro, y el teléfono lo hace todo el solito... :) Vi que desde hacía varios días el teléfono iba guardando los pasos que doy, los pisos que subo y la distancia recorrida. Me faltaba un dato, los kilómetros entrenando, eso ya no lo hace el teléfono, sino que lo tiene que proporcionar alguna aplicación, como el RunKeeper. Pues no. El RunKeeper no lo hace. Troleé en su foro de soporte técnico, y la respuesta fue decepcionante... Soy (era) un usuario activo de RunKeeper desde junio de 2009, tengo 1.107 entrenamientos registrados, 13.990 km corridos y 1.094.018 de calorías consumidas con el teléfono en el brazo... Y resulta que me dicen en el foro que la integración con HealthKit no tiene fecha, cuando muchas otras aplicaciones ya lo soportan sin problema. Parece obvio es que el problema es que RunKeeper vende su propio sistema de Health Tracking por una módica cuota mensual, cuando el del iPhone sale gratis, y también parece que nos toman por tontos han decidido que no es una prioridad dar ese soporte a los usuarios de iPhone... Así que... Bye, RunKeeper, gracias por todo.

Por ahora estoy probando con MapMyRun, que funciona igual de bien que RunKeeper y que sí que alimenta de datos el Health Kit. ¿Alguien tiene alguna otra opción que pueda probar? :)

Y el segundo cacharrito jubilado ha sido mi Forerunner 310XT. Ya llevaba un tiempo mosqueado con Garmin... Desde que decidieron migrar todo su software a web, ha ido fallando con demasiada frecuencia. Cuando fui a París, me hice una ruta con Google Maps, como ya había hecho otras veces, y no hubo manera humana de importarla y añadirla al reloj. Probé de mil maneras, y siempre acababa con "Ha habido un error al importar la ruta". Y poco después de volver, en un accidente doméstico bastante cutre, se me cayó al suelo y se rompió el enganche de la correa al reloj, de modo que no había manera de volver a poner la correa... Miré algunas opciones y pedí consejo, y decidí que ya era hora de jubilar a Garmin y pasarme a Suunto, así que a los dos días llegaba a la oficina un precioso Suunto3, todo un GPS para Gentleman Runners... :)




Aún no le he sacado todo el partido que tiene, pero lo poco que he visto me ha dejado prendado. Para empezar, lo puedo llevar todo el día, si el GPS no está activado, se pone en modo de consumo mínimo y dura unos 5 días, según mis primeras pruebas. Ah, y de regalo, si lo llevas puesto, también actúa como monitor de actividad física y te va diciendo las calorías que consumes. Aunque teniendo el Fitbit y el iPhone 6, por ahora no me planteo salir con 3 monitores de actividad física a la vez... :D

Otra cosa genial, el reloj te informa de la batería restante en porcentaje, no con 4 caprichosas barras. También tiene alarma y se conecta al iPhone por Bluetooth, pudiendo recibir las notificaciones que llegan al teléfono en el reloj. Está gracioso eso de ver lo que ha puesto un amigo en el Apalabrados mientras corres... ;)

Lo mejor, la sincronización inalámbrica. El Forerunner se sincronizaba bien por cable, o bien de manera inalámbrica, pero había que poner un cacharrito en el Mac para que se comunique. Ahora no, el reloj se comunica con el iPhone, y éste envía el entrenamiento a internet, ahora sí, sin cables, sin cacharritos y sin manos... :)

Otra cosa que me ha encantado, es que con los sensores que lleva incluido, también mide la cadencia, aunque a veces me ha fallado un poco... :( También parece muy fiable el ritmo actual, que oscila bastante poco, y sirve de buena referencia cuando se están haciendo series o fartleks.

Pero lo mejor aún no lo he podido probar... ¡Lo mejor es que se puede programar! Programar, sí, con if, else, etc... :D Lo que hacemos con un microondas o un Forerunner no es programar, es parametrizar un programa ya existente. En el caso del Suunto, puedes programar entrenamientos muy complejos, a ver qué me invento, y probarlos en una especie de simulador que hay en su web.

Seguiré investigando el cacharrito... Ya iré contando si descubro algo espectacular, aunque por ahora está superando mis expectativas.

Ah, y por supuesto, la ruta que hice con Google Maps y el Garmin no quiso aceptar... En el Movescount entró a la primera... :)

Los entrenamientos, de todo un poco, aunque trabajando un poco más de lo habitual series cortas. Eso sí, el domingo pasado apetecía una tirada larga, según mi definición de al menos 21 kilómetros, menos de una media no es tirada larga para mí... :) Salí a ver cómo respondía el cuerpo, pensando que si las piernas querían marcha había que dársela, y salieron a 4:38 de media, no me quejo. Unos días antes había probado series de 1.000, entre 4:07 y 4:11, y esta misma semana un fartlek de 2 minutos intensos y 4 cochineros. Los intensos salieron entre 3:49 y 3:57, excepto el primero a 4:06... Mejor, mejor...

Y esta mañana, tocaba probar una 10K, la temible Jean Bouin, con final en el Paralelo, y cuando ya se ha acabado el Paralelo, otra subida aún peor por si a alguien todavía le quedaban fuerzas... :)

Esta vez mis compañeros de fatigas eran Alberto y Emilio, que se están aficionando a esto del running y sacándole mucho provecho... :)



Y yo que sigo haciéndome las fotos con el dilatador nasal puesto... :(

Llegamos con tiempo, sesión teórico-práctica de estiramientos, charlas pre-carrera, ¡y todo el mundo a sus cajones que tocaba correr!

No tenía un objetivo claro. Sí que es cierto que hay una vocecilla que me dice de vez en cuando que tengo que correr una 10K en condiciones, que desde que empecé a portarme bien con la comida y el FitBit, no he tenido aún oportunidad de intentar correr rápido una 10K llanita. Tengo la referencia del año pasado por estas fechas, aún no había perdido tanto peso, corrí también Jean Bouin en 41:52 y un mes después la Nassos en 39:58. La Jean Bouin nunca se me ha dado demasiado bien... Fue mi primera carrera en 2008 (51:24), repetí en 2009 (43:36), no volví hasta 2012 (43:06) y la mejor fue la del año pasado (41:52). Teniendo mi mejor marca de 10K en 39:30, y habiendo hecho otros 3 10K en sub 40:00, parece obvio que la Jean Bouin no es mi carrera favorita...

El objetivo, como siempre que corro, es intentar superarme. Así que el reto estaba en bajar esos 41:52 y ver si podía hacerme una idea de lo que podría pasar en Nassos... Salí fuerte, no lo niego, me sentía bien. Los primeros kilómetros son ligeramente descendentes, calles anchas a partir del km 2, y como las piernas respondían seguí manteniendo un ritmo alrededor de 3:55 - 4:00. Casi sin darme cuenta paso por el kilómetro 5, y el reloj me marca 19:44. ¿19:44? ¡Ritmo de MMP! Pero no, en Jean Bouin la segunda mitad es ascendente, y el Paralelo - Matadero nos espera a partir del kilómetro 7,5... Pude mantener el ritmo hasta el 7,5, pero en cuanto comenzó la subida al Paralelo, los 3:55-4:00 empezaron a convertirse en 4:05-4:10... Además, parece de locos, pero un 23 de noviembre y en tirantes, quejarse del calor puede sonar a locura, pero lo cierto es que hizo calor... Subí el Paralelo mucho mejor que otras veces, adelantando gente, pero no podía mantener un ritmo inferior a 4:00. Además, una vez subido el Paralelo, de propina, hay que subir por Calle Lérida, aún más dura que el Paralelo, por si a alguien todavía le quedaban fuerzas... Y para rematar la faena, justo cuando empezaba la última bajada, me torcí el tobillo y casi me tengo que parar, al final seguí corriendo pero si se me pasó por la cabeza intentar un último sprint suicida... Aún así, crucé la meta en 40:25, acabando en el puesto 436 de casi 10.000 finishers, sin haberme exprimido y sufriendo menos que otras veces en el Paralelo, pero sufriendo...

Después un desayuno reconfortante con Alberto y Emilio, y a casita a acabar de incubar esa especie de gripe que llevo encima desde hace semanas, que no acaba de llegar ni tampoco de irse... :(

Al acabar la carrera me supo mal no haber podido rascar esos 25 segundos... El embudo de la salida, el tiempo que perdí en el avituallamiento (y además me quedé sin agua), la torcedura de tobillo, renunciar al sprint final... Pero si lo veo por el otro lado, el año pasado hice un minuto y medio más que éste, y poco después hice 39:59 en Nassos.... Así que... ¿Por qué no soñar con acabar el año a lo grande? :)

viernes, 7 de noviembre de 2014

Descansando y comiendo...

La paliza de hace dos semanas me dejó bastante chafado unos días... Supongo que correr durante 6 horas no te puede dejar como una rosa, en mi caso, estuve varios días sin siquiera pensar en correr, con el tobillo izquierdo un poco fastidiado y con dolor en el empeine del pie derecho. Bueno, en realidad, el dolor del empeine creo que fue por jugar a fútbol dos días después de la maratón de montaña... :)

Pero fueron pasando los días, disminuyendo las molestias, y al séptimo día las ganas de correr ya eran evidentes. El tobillo no molestaba y el empeine no me impide correr a gusto, así que pensé en salir justo una semana después de la carrera, a hacer unos 15 kilómetros y ver cómo respondía el cuerpo. Y respondió muy bien, corriendo a ritmos por debajo de 5:00, durante 12 kilómetros, hasta que las rodillas volvieron otra vez a molestar mucho y acabé incluso teniendo que parar tres o cuatro veces porque el dolor era insoportable... :( Entiendo que muscularmente no estaba recuperado, y que mis tendones todavía necesitaban unos días más para volver a funcionar...

Pero como a cabezón no me gana nadie, y como el mono de correr seguía alto, el lunes también me calcé las Cumulus 15 y salí a hacer apenas 7 kilómetros, sobre todo para levantarme pronto y llegar a la hora de dormir con sueño, ya que el mismo lunes por la noche, tenía viaje de trabajo a París. Las rodillas volvieron a molestar al final, pero menos que el día anterior...

Y esa misma noche, ya en París, comenzó mi otra maratón, la de comida... :) La primera noche, un poco de embutidos y queso para entrar en calor, y un tartar con patatas fritas para irse a dormir bien cenado... Si se trataba de recuperar proteínas para mi maltrecha musculatura, la opción no me pareció mala... ;)





El martes, un día intenso de trabajo tras una digestión pesada y un abundante desayuno... Comida normal... Y cenita carnívora de nuevo...


Un kilo de carne para compartir...



Poco a poco y con verduritas para ayudar a que pase...



Mi postre favorito, la Île Flottante.



Y señoras y señores, ESTO es un café... :)

Pude con todo... Y ya me veía venir que la digestión nocturna iba a ser dura... Así que con más razón, decidí que el miércoles saldría a correr por París pasara lo que pasara...

Y pasó lo que no esperaba que pasara... 1:45am, digestión en marcha, sueño de lo más profundo, y atravesando mis tapones de espuma, un sonido agudo e intenso me iba sacando de un profundo sueño... No, no puede ser verdad... ¡¡¡La alarma de incendios!!!

Pensaba que era un mal sueño o una broma pesada, pero no, eso no hacía más que sonar... Primer instinto, abrir la puerta para ver si había fuego de verdad, si era un simulacro o una falsa alarma... Y primer susto, justo en el momento en que yo abría la puerta en pijama, se abría la puerta de enfrente y aparecía un japonés en calzoncillos, que tan asustado como yo, cerró de golpe... :)

No parecía que hubiera ningún incendio, pero en estos casos, hay que seguir el protocolo, así que, en pijama, salí de la habitación y empecé a bajar las escaleras... Y cuando me di cuenta, tenía detrás una fila de 5 ó 6 japoneses que me seguían ciegamente... :D

Mi sentido de la orientación hizo que siguiera bajando y me pasara de largo la puerta que daba a la recepción, y sin querer me planté en el sótano, y de repente, quedé capturado entre una puerta cerrada por delante y un grupo de japoneses bloqueados al ver parado a su líder por detrás... :) Luego se lo expliqué a mis compañeros y dicen que no pudo ser así, que en recepción consiguieron desactivarla, pero la casualidad hizo que justo cuando abrí la puerta que había en el sótano la alarma dejara de sonar... Y afortunadamente, los japoneses volvieron a ser dueños de su destino y ya se olvidaron del tipo europeo en pijama al que seguían ciegamente, y decidieron volver a subir por las escaleras hacia sus habitaciones... Pocos minutos después, ya estaba de nuevo intentando conciliar el sueño, pensando en cambiar la hora del despertador, pero de eso nada, después del susto de la alarma de incendios, a las 4:45am el despertador sonó y me levanté dispuesto a añadir una ciudad más a las lista de en las que he corrido.

Ya llevaba una ruta en el Forerunner, recorriendo parte del Bois de Vincennes. Según pude ver en el mapa, un parque muy cerca del hotel, grande y muy verde... Qué exagerados son estos franceses, mira que llamar Bois (bosque) a un parque...

Así que exagerados... Seré idiota... No era un parque al que le habían llamado bosque metafóricamente... No, ese idílico parque que imaginé, con sus bancos, sus farolas y sus columpios, en realidad, era un inmenso bosque sin una sola bombilla... :( Menos mal que salí con el frontal y con la ruta grabada... La aventura estuvo divertida, pero a ratos me asusté, con el frontal no veía más allá de unos 5 metros, y había tramos en los que la oscuridad era total... Se oía un riachuelo, algún animalejo por ahí y sobre todo se oía el silencio de un bosque de película de miedo, apenas a unos metros de la ciudad... También cometí el error de no llevarme guantes, así que cuando acabó mi aventura de 11 kilómetros y medio por el Bois de Vincennes, tuve que meter las manos en la ducha caliente 10 minutos hasta que recuperaron su funcionalidad...



Fueron 11,49 km, a un ritmo cochinero de 5:38, corriendo con mucho cuidado de no perderme o caerme al río... :)

Por supuesto, el desayuno fue de escándalo, y la comida no se quedó atrás... Y esa misma tarde, vuelta a casa con un souvenir para la familia en forma de comida...



Y el jueves, otra sorpresa...

Una actividad del trabajo al aire libre, un viajecito en autocar, un paseo de 3 horas por la Costa Brava, y una comida espectacular a la orilla del mar, disfrutando de los 20 grados con los que nos obsequió el inicio de noviembre...


Vistas insuperables...



Y un arroz negro que quitaba el sentido, con un vino que le hacía los honores...

Una vez más, la mala conciencia y la cara con la que me miró la báscula esa misma mañana, me hizo decidir volver a entrenar hoy, 10,29 kilómetros a 5:29 min/km. Disfrutando de los rodajes cochineros y la comida abundante, que pronto vuelvo a la carga...